miércoles, septiembre 30, 2009

«1100 entradas»Y cada vez que nos parece que se desvanece volvemos a recalcarla, intentándolo con mayor profundidad, engañosamente esperando no deber recalcarla otra vez. Pero la memoria vuela y se deshace, y tras cada remembranza le destilamos sus pequeños detalles anecdóticos junto al deseo de mantenerla pura. Y aquél recuerdo divertido perderá su contenido divertido, pero aún sabremos que es divertido. Convertido en nuestro secreto incomprensible, nos reiremos de esta memoria diluida y devenida en sensación.
Quizá escribiendo con viveza no se pierdan los pequeños detalles anecdóticos. Me causa gracia y pena quienes dan por sentado poder recordar eternamente. ¿Tan despiertos se creen? Por supuesto, dormido uno puede creer cualquier cosa.