viernes, diciembre 31, 2004

«Conclusiones del año»

Reflexiones del año 2004 que pasó:

-La odontóloga descubrió que todavía tengo un diente de leche, el cual está en perfecto estado. Qué raro, le pregunté y me dijo que no iba a pasar nada, el diente iba a seguir siendo un diente. La verdad que no sé cómo se dio cuenta, lo comparo con su hermano del otro lado y son idénticos. ¡Eso es higiene bucal! Se sentía tan bien en su lugar que ni necesitó caerse, jaja, un gasto menos para el ratón Perez.
-Actué en una película clandestina que nunca vió la luz. ¡Decían que me vea bien en la pantalla! Jaja, tuvieron que reemplazarme por problemas de disponibilidad.
-Qué feo fue lavarme el perfume.
-Egresé como Maestro Mayor de Obras. O sea que también soy electricista, gasista y plomero de primera categoría (si soy algo más no tengo idea).
-No, el título de Idiota no me lo entregaron en la secundaria, hice un curso aparte.
-Obtuve la licencia de conductor... cinco meses antes de poder estar seguro de decir: «sé manejar».
-Le escribí a Maru mensajitos de texto por el celular y creo que hasta le mandé un mail, lo cual es muchísimo, tratándose de mi.
-Fui al aeropuerto de Ezeiza a buscarla. No encontré a quién quería encontrar, sí encontré un buen resfrío, una dulce voz en mi celular, y una sensación de debilidad que tardó días en irse.
-Había empezado el año rodando colina abajo, para el día de hoy parece que estoy en una meseta, bastante más estable.
-Lo recuerdo perfectamente, la transición entre el treinta y uno de diciembre pasado y el primero de enero de este año la hice escuchando «Let Us Cling Together (Teo Torriate)», de Queen.
-Era joven y sentía que necesitaba que me duela algo, y ni sabía porqué me tenía que doler, así que elegí causa y consecuencia, una privada y secreta y la otra muy simbólica y popular, ¡que me duela el corazón!
-Me encantó cuando encendí el televisor con un alfajor cerca, y montones de migas se desprendieron y se pegaron en la pantalla.
-Creo que, salvando unos pares de medias y a «Ponchito», no compré ropa en todo el año.
-Sé que cuando esté cruzando hacia el 2005 voy a estar relajado y complacido por ya tener esta última entrada publicada.
-Por favor, por favor, por favor, quiero verte en este próximo año.
-Me gustó este año por unas cunatos descubrimientos que tuve, los cuales me mantuvieron bastante entretenido.
-Muy bien, mi familia está a todo mi alrededor ahora, debo publicar. Esto sí que es complicado, pero como soy un tipo raro y evasivo, a todo puedo escapar, de todo me puedo disfrazar, y me gusta estar así por un rato.
-¡Siento adrenalina el día de hoy!
-Que tengan un buen año.
«Conclusiones del mes»

Reflexiones del mes de Diciembre que pasó:

-Volvieron los duraznos a casa, volvió la sensualidad frutal.
-No mas halagos, por favor, se me sonroja el culo, que son los únicos cachetes que no me bronceé.
-Hasta ahí llegó el poco refinamiento que quedaba.
-¡«Chuban el vochumen, chuban el vochumen»! decía yo con voz abebada, esperando que suban el volumen de la radio del coche, pasaban una buena canción. Ahora se me quedó pegado.
-Promocioné «sociedad y estado» con promedio ocho, bien. Acerca de antropología, necesitaba un simple seis en el segundo parcial y terminé con un roñoso cinco, promedio seis, a final, ufa. Para «pensamiento científico» requería un cuatro para llevarla a final, saqué el cuatro, promedio cuatro, a final. O sea, casi no llevo «pensamiento científico» a final, un desastre. Los doy en febrero o marzo, porque estaba de vacaciones en la primera fecha.
-Compré el líquido multiuso Natura Express para los lentes de contacto y no tiene olor a pedo, sólo sucedía con Natura Plus. Misterio resuelto.
-«¡Caretas!» decía Tomás ayer, en Sunset, cuando la pista de baile, que se había vaciado considerablemente, se llenaba otra vez al empezar «Four To The Floor». Me reí mucho de eso. Y después «Some Velvet Morning», como para mantener a la masa. Está buena es ta última canción, pero ¿no se cansaron ya? Por suerte no pasaron «Fascination», que ya no tolero. En fin, buen baile sin cortes hasta el amanecer, como para rematar el año con amigos.
-En el pueblo de mi prima fui a una pileta y aproveché para ver cómo andaba después de tanto tiempo. Crol estaba excelente, pecho andaba como un violín, espalda bárbaro, y mariposa... creo que parecía un gusano con artrosis, horrible, sentía que iba más para atrás que para adelante. Practicarlo no vendría nada mal.
-El formateo de la computadora va a tener que esperar, al menos, hasta mediados de enero. Con tantas vacaciones en este mes no me dió el tiempo para nada.
-Mi primillo Mariano cumplió veinte años, quiero ver la foto en la que se vería cuando le estoy pegando una cariñosa trompada en su riñón izquierdo mientras él se retuerce sobre su costado.
-Después de visitar computadoras ajenas y de varios cybercafés llegué a confirmar la eterna sospecha de que no hay mejores teclado y «mouse» que los propios.
-La verdad que escribí poco en este mes, y lo mismo pasa con estas conclusiones, simplemente fue un largo descanso.
-Mañana a las tres de la tarde parto a San Clemente del Tuyú por quince días, por las dudas, haber si aún no descansé suficiente.
-Mi dormitorio está ordenado, todo parece estar en su lugar, pero algo, que no es lo mismo que antes, parece faltar.
-Diciembre fue un buen mes, fue divertido, fue intrigante, fue bonito. Vi laguna, mar, noches esplendorosas, de todo. Creo que hasta fui perdonado de ser tremendo tarado.
-Espero que el celular de mi primo se haya equivocado, si mañana no hay nada nuevo por aquí, sepan que morí contento.

jueves, diciembre 30, 2004

«Para ti, que crees que la complejidad de una frase se aumenta mediante el uso de palabras impopulares, te digo que no cambiaría nada de mi estilo inexistente por todo tu imperio de simplezas disfrazadas.»
¡Jajajaja! Cuando los emperadores vienen a buscarme, me miran de pies a cabeza y no creen que yo los haya criticado.
«Para ti, que te gusta demasiado escuchar tu nombre en boca de otras personas, te digo que dejes de decapitar autores para complacer tus oídos, te alejas de la tolerancia, pues te toleras perfectamente.»
¡Jejejeje! Cuando los verdugos me corren con sus hachas simplemente no me alcanzan.
«Para ti y tus colegas, que buscan unificar sus teorías por miedo a dejar alguna muy conveniente afuera, les digo que tener realidades y percepciones propias no significa que puedan pisotear a la única realidad, que la comprensión de algo no es su modificación y, por lo tanto, las teorías no deben someter sino someterse al objeto teórico.»
¡Jijijiji! Cuando los que pisan fuerte intentan aplastarme, espero a que se dispersen un poco y los bajo de un sopapo uno por uno, solos son muy débiles.
Puede que no lo parezca, pero soy muy escurridizo. ¡Jojojojo! ¡Jujujuju!, aunque ya me duele la garganta, siempre hay una excusa para reír un poco más.

miércoles, diciembre 29, 2004

Permítanme un suspiro, pues podría morir un día de estos, con todo inconcluso, y ya no me parece mal. Así fui siempre, y ahora que estoy a mitad de camino de conocer a alguien, de volver con mis amigos, de dar un próximo paso junto con mis primos, de afianzar otras relaciones, de redondear una buena idea, quizá también de dar algo de orgullo a mis padres... dejaría todo tan a medias que sería el final casi perfecto para quien nunca terminó nada a tiempo. Sí, estoy tan sedado por la posibilidad de una muerte sonriente que respiro como entre árboles y, al menos en este instante, no siento vergüenza.
Al acostarme pienso estar en una balsa que flota hacia ningún lado, que nunca más se sabrá de mí, perdido y mirando grandes extensiones que despierto no recorreré jamás.
Éramos niños muy pequeños, en la clase todos leían «...galletitas, dulces...», pero la coma no estaba, así que en mi turno leí «...galletitas dulces...», pues era un adjetivo y no un sustantivo, y estuvo perfecto, y los que prestaron algo de atención creyeron que estaba equivocado, pero no. Desde ése momento supe que mi destino era cambiar el mundo, y que los adjetivos son más importantes de lo que se cree, que unos pocos interesados dirían que estaba equivocado, y que a la gran mayoría ni siquiera le importaría lo que sea que haya hecho.
Ahora, por favor, no me vengan con que soy un tipo normal, porque en definitiva estoy trabajando para ustedes y al menos merezco ese reconocimiento. Para los que creen que una coma no hace la diferencia, que es parte de una estructura omitible, y que el contenido puede mantenerse solo, desde ya les digo que están equivocados muchos años antes de que sepan de qué les estoy hablando.
Sí, soy un gran tonto y me gusta imaginarme salvando al mundo; por el momento me he rendido en tratar de interpretar mis propias motivaciones hacia el pensamiento trascendente, quien quiera siquiera intentarlo, le estoy agradecido. Y sepan entender, necesitaba este sin sentido aparente, hacía mucho que no escribía así.

lunes, diciembre 27, 2004

Remarcable tranquilidad en Mar del Tuyú, donde hice poco más que manejar el coche todos los días, volver a leer «Harry Potter y la Cámara Secreta», admirar la increíble potencia del inodoro, parecía un maremoto, y no mucho más ya que el clima no ayudó. La playa se visitó poco, el mar fue apenas curioseado por mis pies, el viento fue la estrella, las estrellas se lucieron como nunca en la anteúltima noche, y las noches no eran tan frías como parecía, pues verdaderamente frías fueron las dos últimas tardes, con lluvia torrencial. De manera que las siestas fueron la actividad principal, exceptuando la compasión hacia el pobre perro que vivía en el lugar, Matute, bueno y de nadie.

lunes, diciembre 20, 2004

¨¡Rey! ¡Reeeeey! ¡acá, vení acá!¨, grita mi tío a su perro de nombre real, que se escapa corriendo apenas ve algo que se mueva a la distancia. Mientras tanto, me seco la nariz, la cual es una canilla con fugas, acumulando pañuelos en los bolsillos de mi servicial campera, pues la higiene por la playa me puede. El frío es peor de lo que creía, extraño un buen pantalón largo. Entonces un cascarudo emerge de la arena bajo mi pie izquierdo provocándome cosquillas, le quito la sombra cómoda y se va por la arena, buscando no sé qué. Alguien, del otro lado del mar, me mantiene de rehén con un arma que le regalé, alejado en lugares paralelos, pensando en otro lugar más.

viernes, diciembre 17, 2004

Me lavaba un poco la nariz en la pileta del baño, maldito moco molesto, entonces levanté la cabeza y apareció un extraño en el espejo, era yo, con el pelo recién cortado, y parecía un fósforo concheto. Así quedé, con la cabeza más liviana, esperando el día de mañana, cuando parta con mi familia y la de mi tío colega y cantante hacia Mar del Tuyú, a descansar una semana, no sea cosa que tanto esfuerzo y sufrimiento que tuve en el año me consuma.

jueves, diciembre 16, 2004

En casa otra vez, luego de fresca pileta, el triatlón de Adrián, el buen aire... ahora no me acuerdo todo; la cuestión es que mi cuerpo está cansado y, especificando un poco, mi cara se pela de a poco y mis hombros aún están rojos. El que crea que una buena melena tapa el sol, le digo, está profunda, espantosa y peludamente equivocado. Sí, se puede estar peludamente equivocado, sin duda alguna, por raro que suene.

jueves, diciembre 09, 2004

Cada vez que hago un viaje largo siento que podría ser el último, que podría no volver para siquiera empezar a decir lo que tengo que decir de la manera que lo debo decir, no con los dichos sueltos y enigmáticos a los que estoy acostumbrado, ya que a pesar de no estar convencido de si alguna vez completaré mi mensaje y menos aún de darlo a conocer, lo escrito escrito está, guardado en la oscuridad, pero está, y esa sensación de que nunca nadie escribió nada igual es adrenalítica. Pero de viaje estaré mañana, yendo a la casa de mi prima Carolina que se casó en agosto, y admito que me siento muy rico en ideas incompletas como para querer afrontar cualquier riesgo que no me permita terminarlas si lo peor sucede. Y ahora recuerdo al celular de mi primo Matías, el cual poseía un juego que respondía negativa o afirmativamente al azar cualquier pregunta que uno se hiciera. No sólo afirmó que me moriría antes de fin de año, sino que también sería rico, por lo que no me dejó muchas opciones a morir rico antes de fin de año. Según mis primos, debí haberme agarrado un huevo, como si tocara madera, pero no lo hice, creí que no era supersticioso y me negué, aunque ahora entiendo que soy un supersticioso pasivo. ¡No me quiero morir aún! Pero todo encaja tanto... mi realidad es como la siento, y lo que siento encaja tanto.

miércoles, diciembre 08, 2004

La verdad... la pasé bomba con mis amigos de secundaria en la fiesta de egresados de la chica que amasaba los cachetes de mi traste a cuatro manos (y los de mis amigos también, no era tan exclusivo el asunto), que como ahora está de novia ya tiene otros cachetes disponibles. Hacía mucho tiempo que no iba a nada por el estilo. Mucha música piola en muchas pistas, buenas bebidas en un buen bar, estupideces divertidas de cinco tipos envejecidos, y muchos gritos.
Lo de los gritos son dos temas a la vez, el primero, es que gritamos como locos el nombre del colegio porque también había sido el nuestro; y el segundo, más que nada por mí, es que cuando me sé la letra de una canción la grito como loco, pero como siempre hay algo que uno no sabe o se olvida en el momento, sobre todo en inglés, ahí, confieso mi pecado, invento una letra que suena similar a la original. Es así que termino gritando una mitad bien y la otra puras barrabasadas, que para colmo me aprendo de memoria como para no tener que inventar todo de vuelta cuando la canción plagiada retome ese cachito de letra. ¿Ven? Eso es verdadero amor al canto. Total, aunque cantara todo bien igual no se escucha, y no voy a andar gritando entrecortadamente porque se me perdió un versito. Eso, les digo, es un buen mentiroso.
Cómo adoro el ambiente en que se dan los hechos cuando el cielo está tan pesadamente nublado que parece que caerá en cualquier momento. Y en efecto, cae, sí, llueve. A veces cae fuerte, otras grueso, o fino, o molesto, pero qué les voy a enumerar esto si ya saben de qué les hablo. La cuestión es que me gusta, le da a cualquier suceso un aire épico y dulzón, irresistible, por supuesto. Así como está hoy, espero que quede así por días, es como vivir dentro de un cuento con un destino fabuloso. Y si no me crees, o dudas de mi palabra, sólo ponte a recolectar fotos antiguas, o a juntar carpetas y cuadernos de cuando eras más joven, lo que sea que active tu memoria, al lado de una ventana, o en una terraza, donde se pueda ver y oler plantas empapadas, o escuchar un árbol que se mueve con el viento, o ése hipnótico repiqueteo que tanto me gusta. Dime entonces si no tienes bastantes capítulos escritos. Qué sé yo, generalmente olvido muchas cosas, supongo no ser el único.

martes, diciembre 07, 2004

Con tantas ideas que no quería contarle a nadie sentí la necesidad de tener un «Gran Aprobador» que las criticara de punta a punta hasta que yo las perfeccionara. Como se amontonaban caóticamente pensé en la existencia de un «Gran Ordenador» que las posicionara de manera que se interrelacionaran como una gran red infalible. Sin darme cuenta esperaba acción de mis flamantes entes, quienes ahora que tengo conciencia sobre su influencia en mí son los dioses de mi religión intelectual. Ya que estoy, soy su primer profeta y adorador, y espero paciente el momento en que se dé a conocer en las conciencias y así regular su fe.

lunes, diciembre 06, 2004

Siento que me despido de este año a cada momento, que lo voy a extrañar el año próximo, que nunca volverá. Pero luego de un rato pienso que los años no se van, que se quedan conmigo, que vivo constantemente en momentos pasados siempre que los recuerde de alguna manera.
Es un mero simbolismo, pero lo tengo aún muy impregnado: diciembre se siente como el vano de una puerta que sólo se cruza una vez. Y luego queda mirar por las ventanas de al lado para poder ver cómo fue todo.

domingo, diciembre 05, 2004

Abuela, ¿por qué te despides así? Me haces sentir mal, como si fuera la última vez.
Me gustaría tener algo que romper. Hacerlo delicadamente, disfrutar todas sus facetas sin apurar nada, no como esos torpes que en su afán de destrucción terminan sin saber bien qué es lo que hicieron. En privado es más fácil, como si fueran ensayos de laboratorio, de manera de aislar tantos sabores como me sea posible y enriquecer mi paladar. En público es más difícil, por lo que es mejor omitir cada sabor ya conocido u ocultarlos si la memoria los mantiene vívidos y vibrantes. Así que en privado soy un enfermo, y a sus ojos estoy sano, tal vez parezco algo raro, pero nada de qué preocuparse.
Por ejemplo, como cuando no pude peinarme bien, romperte el cuello con parsimonia, el crujido, tus ojos que cada vez se mueven menos, tu cabello a todo ajeno, tu respiración entrecortada, hasta que termine tu proceso de muerte, y entonces intentar peinarme otra vez.

jueves, diciembre 02, 2004

Expresar algo desde el vacío es difícil, y explayarme mucho hace que el peligro de llenarme, al menos por un momento, sea escalofriantemente tentador. Es como jugar con un cuchillo y no saber si es de goma o tiene filo.