«Conclusiones del mes»

Reflexiones del mes de Febrero que pasó:

-Tengo un desodorante antitranspirante a bolilla que da la sensación de que... ¡exacto, adivinaron! Da la sensación de que te eyacularon en la axila, ese pegote... esa textura... Eso sí, huele bien.
-¡Mi caballo de juguete por un reino similar! Con castillito, caballeros, doncellas y todo eso, por favor.
-Antes era «pasión por el detalle», ahora es «pasión por el mensaje».
-Tengo un reloj honesto, al no tener pila siempre está quieto y si le cambio la hora obviamente la mantiene hasta un nuevo cambio. Me deja esa ilusa libertad de creer poder manejar el tiempo a la vez que se mantiene firme en su postura.
-Este primer sexto de año vino medio aburrido.
-Se fue un amigo a Córdoba, mi tocayo, a probar una nueva vida. Que le vaya bien, señor Nicolás, y le propongo éste brindis: que lo que haya encontrado sea lo que estaba buscando, ¡salud!
-Por favor, dúdame, y duda mis dudas también, quizá notes que no soy tan miserable ni enfermizo si miras por los ojos de éste alguien que vivió demasiado al lado de un precipicio, acostumbrado a dudar sobre dar otro paso para llegar a algún lugar que tal vez no valía la pena.
-Mi hermana cumplió quince años, y... diré algo al respecto en otro momento. ¿Por qué? ¡Porque es mucho!
-Semi-arreglé la mesa de la computadora por millonésima vez. Y sí, además de romper y arreglar, también puedo semi-arreglar, que se sepa que soy un habilidoso.
-Sobre-arreglé (seguro que ésta no la escucharon nunca) el plafón de mi dormitorio. Le cambié los finísimos cables que no soportaban dos lámparas juntas de más de sesenta watts, que parecían de juguete o casi de teléfono, por otros de tamaño normal que soportan cualquier cosa que les enchufe. Para decirlo de alguna manera, si pudiera enroscar en los portalámparas un televisor y una aspiradora andaría todo perfecto. Pero no se puede, el televisor es muy «culón» y tremenda patada recibí al meter el tubo de la aspiradora en el portalámpara. Así que dentro de poco tendré sol propio.
-Estoy jugando al Age Of Empires otra vez, es que estoy tan al gas.
-El calor ya me tiene harto, quiero el otoño ya.
-No di el final de antropología, no había leído nada así que era perder el tiempo; lo daré en julio, e incluso si me va mal no pasa naranja porque la cursaría como un alumno normal. Sí di el final de «pensamiento científico», para la cual tampoco estudié nada, pero como es multiple choice me mandé igual, con seguir la línea que llevaba -un cuatro en el primer parcial y otro cuatro en el segundo- estaba todo bien, jaja.
-Todos esperan ansiosos el gran estreno de mi vida.
-En este exacto momento siento que algo está faltando.

Yo creo que si alguien entrara a mi dormitorio se preguntaría si realmente un individuo vive en él y si no es una habitación de hotel.

Pará, loco, pará la mano, dejate de joder, ¿qué mierda fue eso? Estaba recostado en el nuevo sillón de mi hermana intentando hacer zapping cuando llega ella y cambia tiránicamente a Operación Triunfo. Me encontraba tan cómodo que me quedé igual, y a los pocos segundos ya tenía una razón mucho menos vaga para permanecer ahí: los nominados hacían su aparición y luego de la canción habitual del programa comenzaron a cantar We Will Rock You... Fue horrible. Ya desde el primer «we will, we will rock you» uno notaba que a estos chicos les falta el sueño, se durmieron ahí y no pensaron levantarse; además, el inglés ya sonaba raro. Llegó la primera estrofa y la cantante de turno obviamente se sabía todo por fonética, y aún obviando la pronunciación (porque esto no es culpa de ella ni de nadie, por supuesto, es como que me pidieran que cante en alemán) estuvo mal, muy débil. La segunda estrofa fue para un muchacho que puso su voz (y su cuerpo también) en «modo batidora», se esforzó bastante más que la chica anterior, pero nada bueno salió de esa garganta. Y la tercera estrofa la cantó una chica que... ¿tercera estrofa? ¿pero ésa no es... Esa es... ¡ésa es la primera! En efecto, éste es un error muy común en esta canción por la enorme similitud de los primeros versos de cada estrofa; en este caso cantó la primera en vez de la tercera. Se lo dejo pasar porque soy un tipo dulce y piadoso, pero aún así cantó terrible. Yo pregunto, ¿por qué tuvieron que imitar -porque dio esa sensación- la decadente versión del comercial de Pepsi en vez de la original? Yo sé que si embocan a cualquier fan de Queen sobre un escenario y le dicen «tenés que cantar We Will Rock You», el fan ya sabe todo lo que tiene que hacer: ponerle pilas, nadie espera que se cante bien ni que se le llegue a los talones a Freddie, sólo se esperan pilas. La fuerza es inherente a esa canción. Eso que hicieron ahí arriba fue un desparramo de poca preparación con la canción e inexplicable debilidad, quizá por cansancio, no sé, porque supongo que si están ahí se debe a que hay algo que cantan bien y con ganas. Y lo supongo y nada más, estoy tan asqueado que ni quiero regresar al televisor para corroborar mi suposición por miedo a encontrar que en verdad no hacen nada bien.
A quien de ustedes piense que tengo ganas de subir a ése escenario y gritarles la canción en la cara con alevosía, le confirmo su acertado pensamiento. A quien crea que soy un cantante frustrado que se cree saberlo todo, le pido que guarde el secreto.

Abrí el compartimiento de las frutas y rodaste hacia mí, dulce y heroica naranja ofrecida, pero quise la otra, ésa que era tu hermana o amiga o novia, la que se quedó en el fondo, estiré el brazo hasta allí y la tomé, y toda tu redondez no pudo hacer nada. Más grande que tu, la elegí a pesar de tu sufrido intento de salvarla entregándote tan fácilmente. Ya fue comida, sólo quedaron trozos de cáscara y algunas semillas en la basura; tal vez quieras lamentarte mientras no pierdas el jugo, repasar el momento de mi elección y mi mano cruenta mientras no te tornes dura o ácida en exceso, porque también te vamos a comer, si no lo hago yo alguien lo hará. Se te tomará, pelará, mutilará, masticará, y se destinarán tus sobras a pudrirse en bolsas que recolectan esas cosas que nunca jamás volverán a ser lo que fueron, ni harán como lo hicieron.

Sucede que mañana es el decimoquinto cumpleaños de mi hermana, que todavía no sé bailar el vals, que no me gusta ni mi traje y que, resumiendo, por más de las miles de explicaciones que me dieron de su existencia me sigue resultando una tradición de lo más estúpida. Lo peor es que esto coincide con mis semanas de mayor amargura y encierro de los últimos meses. Qué horrible.

Se me ocurre que no sería inoportuna una nueva versión de Firefox saliendo del horno en este momento, con tanta publicidad gratis causada por el pequeño alboroto de la noticia de que en algún lejano momento de este año tendremos un Internet Explorer 7, no vendría nada mal. Obvio, depende de si está lista o no, por supuesto. Lo interesante es que al parecer este IE7 no tendrá soporte para la serie de Windows 9x, lo que no deja mucha opción para un usuario de estos sistemas, que tenga la mínima intención de actualizarse, a utilizar Opera o Firefox. En fin, lo que es estar al gas (no creo que haya sido la primera vez que digo esto).

Me gustaría hablar en un idioma propio y sin raíces antiguas, que no sea hermano de ninguno ni derivación de ningún otro, que nadie pueda comprender, y entonces jugar de mesías incomprendido, con esas palabras extrañas y con la compañía de ademanes variados, y dejaros desconcertados. Pero no conozco tal idioma, y la broma de construir una torre alta sobre el Everest ha perdido su sabor crítico ya, así que jugaré con el que entiendo, lo cual es más demandante dado que de esta manera no puedo mentirles tan fácilmente.

Este es para mí uno de esos momentos en que ves lo que hiciste y dices: «qué pelotudez». Luego ves a dónde querías dirigirte, tus viejas ambiciones, y dices: «qué pelotudez». Entonces te preguntas «¿y por qué debería ser diferente ahora?». No quieres decir otra vez «qué pelotudez», pero tampoco quieres estancarte, así que dices «qué cagada», y de una manera u otra le das para adelante.

Estoy contento con mi nueva actitud, sí, mucho, brindo por que dure, y brinden por mí si quieren, no creo que haga mal alegrarse por otro cada tanto. ¿Y de qué se trata todo esto? Bueno, de que me estoy despertando, de que mis ideas hoy tomaron más forma que nunca, todas juntas, como una revolución, un cambio por un método más adecuado. Y esto recién empieza, ¡salud! Jajajaja, no es necesario entenderme aún.

Me encantó cuando cantaste «Erase And Rewind» de The Cardigans, qué pilas que tenés, flaco. Quisiera saber cómo hacés para mejorar aún más esa actidud de garca, de mierda, que tiene la canción, parece como si la hubiesen escrito para vos. ¿No tuviste muchas novias, no? ¿No probaste con una muñeca inflable?, a esas no les importa si cambiás de opinión.

Hoy visité Ciudad Universitaria para buscar un talón que indica cuándo me asignarán las materias, tanto viaje para buscar tan poca información me resultó algo ridículo aunque es obviamente lo que tenía que hacer. Lo que sea por empezar a cursar, no puedo esperar más, quiero volver a experimentar lo que es una clase, que alguien te explique algo, estar apurado por tener que terminar un trabajo, aunque después rezongue y termine queriendo irme del lugar. Ya hace dos años que no soy alumno, y es un plomo no tener nada que hacer. Mejor dicho, soy «alumno a distancia» sin siquiera ser necesario, y eso no me motiva a nada. Nunca más responderé «nada» cuando me pregunten qué hago (lo cual me resulta cruelmente gracioso, decir «curso el CBC y con menos materias debido a UBA21» no parece gran cosa).

Estoy descubriendo la impresora, qué buen aparato, muy útil, en serio, créanme. Ya van dos veces en la misma semana que la uso para poder leer en papel alguna que otra cosa interesante de la web. Eso sí, la web es un tema complicado, ¿viste? No todos las páginas se imprimen bien, es más, diría que son pocas las que lo hacen. Una lástima, porque hay muy buenos contenidos, pero ¿para qué quiero la estructura de la página tal cómo se ve en el monitor? Digo, porque esos cartelitos, y barras laterales, y todo eso, no es lo que quiero para imprimir, sólo el contenido. Yo, que tengo una página web, no sé si les dije, me fijé en la vista previa del navegador qué tal quedaba la mía si la imprimía. Y no, mal, así que puse manos a la obra y ahora mi página web se imprime muy decentemente. ¿Y por qué hice algo así? No sé... es como... como el espíritu del software libre, ¿viste?, algo así, muy liberador, porque blog es cultura, y la cultura es... bueno, eso todavía lo estoy estudiando, dentro de poco doy el final de antropología. Eso sí, les iba a decir, la cultura se lee mucho mejor en papel.
Lo que es estar al gas, por lo menos ocupé mi cabeza con algo, por un ratito, mientras en casa grababan un video para el cumple de quince de mi hermana y, por supuesto, con los amigos y amigas presentes, quienes actuaban con mi hermana. Sobre la posibilidad de imprimir el «blog», que aún le falta ser pulida y me causó algún que otro visible inconveniente, me gusta que esté, no espero mucho más, ja.

Como tinta en agua son mis problemas, una sola gota y comienza la mezcla. Formas tempestuosas y betas de tinta, se mueven y contaminan, y no se pueden quitar, y se las contempla sin podérselas parar; una cuchara que quite la tinta revolvería el agua, succionar sería una pérdida, quizá algún medio físico o químico las podría separar, ¿pero cuánto puede uno soportar? Quedarse quieto y ver la parsimoniosa tinta actuar y caer es también espantoso.

Papá conoce un árbol del bosque de los años que murió hoy. Otro que todos conocemos cambia hoy su hoja insignia. No hay conclusiones que extraer de esto, la muerte no es lo primero que aprendemos, pero ya a temprana edad sabemos todo lo necesario. Ahora intentaré escribirle algo alegre a Matías, el cumpleañero, veintitrés años, nos estamos yendo, desde que llegamos nos estamos yendo, qué cosa ésta. ¡«Pucha»!

No pude arreglar las patas de las sillas porque en el lugar a donde fui no tenían regatones plásticos, así que tendré que ir al rey del regatón. No obstante, ya encontré una plancha de metal para el sistema magnético de cierre de la puerta de un mueble que arreglé. Cierra, pero si salto al lado del mueble se abre. Un nuevo problema es la mesa de la computadora, al parecer se aflojó un tornillo que no permite a la tabla que sostiene al teclado salir. También mi tío me dijo que ya están buscando el «motherboard» Asus A7N8X-VM/400 que le recomendé, que para lo que van a usar la computadora y por el precio económico que van a pagar es una muy buena solución, bastante mejor que la Asus A7V400-MX que incluía la oferta y pagando muy poca diferencia. En fin, ayer fue un día más en que el estudio pasó a segundo plano.

Hoy vi en un hombre bizco los ojos más verdes que haya visto en mi vida. Gracias a este hombre encontré las bisagras para un mueble de mi cuarto, el cual ya reparé luego de añares de rotura. Y mañana arreglo las sillas. Y si estoy muy aburrido arreglo un par de lámparas, aunque nunca brillarán tanto como esos bizcos ojos verdes de ferretería (y... con algo tenía que rematar esta pavada).

Estar rendido implica que la causa importa, dejar de estarlo significa la desaparición de la causa por su conquista o por pérdida total de importancia para el sujeto. No existe otra manera para dejar de estar rendido. No se está rendido hasta que esto se auto determina, no habiendo diferencia alguna entre estarlo o no. No estar rendido implica que la causa importa y que no se ha conquistado, estar rendido significa exactamente lo mismo, y ambos títulos sólo tienen significado para el sujeto. Ninguno de ellos implica acción o inacción.
¿De qué sirve la rendición de un oponente mientras su causa sobrevive? De nada. Por esta razón las guerras no tiene sentido, porque no se pelean hasta eliminar una causa, lo cual implica la eliminación total de quien siga la causa, sino hasta la rendición del oponente. Esta es la explicación de porqué se dice que las guerras no se ganan ni se pierden. Ganar una guerra significa la desaparición de una causa por medios violentos. La violencia no es requisito para la desaparición de una causa.