domingo, agosto 17, 2008

No sé dónde meterme. La gente inteligente sobra, gente tonta también sobra, la gente hábil también, la profunda también, la superficial, la coherente, la incoherente, la trabajadora, la vaga... tenemos sobras de todo. Encontrar un hueco donde meterse y hacer algo bien hecho es complicadito. La verdad es que no va por este lado la cosa. Para nada. Destacarse por destacarse es una meta frívola. De hecho, de aquí derivo que no tiene sentido tener como meta ser el mejor en algo, porque ser el mejor en algo sólo implica ser mejor a los demás, sin importar si son buenos o malos en ése algo. Querer ser el mejor en algo sólo implica una superación de aquél que es mejor que uno, y en caso de ser el mejor la única fuerza que podrá mantenerlo mejorando es la de mantener la punta, y no la de mejorar directamente. Ser el mejor por querer ser el mejor es no dar todo lo que se puede dar.
En cambio, querer ser excelente en algo ya es otra cosa. No implica competencia alguna, y a razón de esto implica cierta disconformidad propia porque siempre se puede ser mejor ya que la excelencia nunca es propia, ni siquiera siendo el mejor.

viernes, agosto 15, 2008

Maestros de las mentiras verdaderas, de las justificaciones posteriores a los actos, ¡reuníos! Que todo lo tocan y nada lo amasan, ¿somos, señores, el futuro? Coloridos exponentes de la deducción desde el rumor, ansiosos de ver el más allá sin ver el más acá, ¿se dirigen a nosotros tomándonos de ejemplo aquellos perdidos que comparten nuestras ansias pero no nuestras luces? ¿Realmente continuaremos esta cruzada de verborragia contra la investigación, creando falsas leyes de opiniones, asumiendo como experiencia nuestras suposiciones? ¿Seguiremos alegrándonos cuando una de nuestras ideas arrojadas se compruebe como posible o cierta y, aún peor, regodearnos de cuán poco necesitamos hacer para idearla en primer lugar? ¿Seremos tan necios como para mantener esta postura irrespetuosa al dedicado trabajo? Irresponsables genios de las sugerencias incompletas, lenguas ponzoñosas al acecho del error ajeno, esperanzados de extraer fama y reconocimiento desde un mensaje demasiado sencillo sumergido en un medio exageradamente complicado, generadores de ruido en el fondo y silencio al frente: es una lástima. Y es cierto: lamentablemente, el futuro se dirige hacia nuestra multiplicación.