viernes, septiembre 30, 2005

«Conclusiones del mes»Reflexiones del mes de septiembre que pasó:

-La existencia consume al existente.
-Murieron un veintisiete de septiembre de dos mil cinco.
-Serio error: Fachur y Soledad Solaro cumplen años en octubre, no septiembre. Por suerte no les dije «feliz cumpleaños».
-Una flor en mi patio ha caído en primavera, planeó suavemente sin prisa hacia el suelo, y con mudo contacto comenzó su retorno.
-Una hormiga sincera se acercó hasta un pétalo, «podría servirme para hacer crecer un hongo», llamó a sus amigas y les pidió ayuda; ¿quién no ayudaría a la hormiga más sonsa e impráctica de la colonia, favorita de la reina?
-Fue todo borroso antes de llegar a destino, una maraña de patas agitaban la gota, ahogándose en lluvia, maldiciendo su suerte, adheridas a la muerte, «¿por qué escuchamos a la estupida en seguir su camino?».
-Cierta teja de un techo fue arrancada por el viento, al caer violentó los cuerpos hinchados, los hizo pedazos, y se formó una sopa de barro cocido y cadáveres trozados, esmalte impermeable y algo de pasto.
-Marchitándose sola, esperando dientes, mandíbulas que la hagan sentir lo que sienten... aquellos que quieren y duelen al querer, «púdranme a gusto, no he sido suficiente buena flor».
-Estoy desilusionado con las últimas dos entregas de la saga de Harry Potter, muy desilusionado. El quinto y el sexto libro tiran abajo la mitad de lo bueno que se había construído en los libros anteriores.
-Suerte a mi primo Mariano y a Paulita, que encaran para el noviazgo, jaja.
-Y si nadie me quiere, andaré sin ser querido. Pero sé que soy querido, y a muchos quiero en retorno. Sólo me parece triste quererme primero antes que a todos.

jueves, septiembre 29, 2005

Desde hace unas dos horas ansío tirarme en mi cama y usar la leve lluvia de musa para pensamientos agradables, pero desde esas dos horas estoy acá sentado esperando que antes de ir a la cama se me ocurra decir algo no muy complejo y que no requiera un esfuerzo cansador, no sea cosa de que me canse de la idea de decir algo y me acueste antes de decirlo. En efecto, creo que ya puedo acostarme.

miércoles, septiembre 28, 2005

Si estoy en lo cierto, un ritual carente de sentido debe poseer características idénticas a la vida, características que probablemente no conocemos y que probablemente descubramos por comparación al rito.

martes, septiembre 27, 2005

Estoy muy intranquilo. Nadie me quiere, están ocupados en vendarse los ojos. Los vendados caminan, viven, generan, no saben cómo, no intentan saberlo, ven lo que quieren ver con sus párpados cerrados; no podrían, para mí, tener menor autoridad. Hoy llamé a mi odio con increíble facilidad y por simple voluntad, pude luego guardarlo con relativa rapidez. Podría ser ácido otra vez, como en los viejos tiempos. Podría susurrarte en una oreja que eres demasiado encantadora. Podría castigar a cada idiota por su condición. Podría no explicarte nada y tratarte de idiota por no entender. Podría tratarte mal y lo suficientemente bien como para hacerte creer que te he dado más de lo que te saqué. Podría criticarte constantemente en aquello que no entiendas y hacerte ver que era mentira que tenías relativamente claras las características de tu vida. Podría entonces mentirte e inventar errores que no hayas visto, abrumarte por su cantidad y gravedad, hacerte creer que eres idiota, que mereces mi castigo. Siempre podrías no creerme. Eso me tranquilizaría y, quizá, hasta empieces a quererme.

lunes, septiembre 26, 2005

Ella juega conmigo, no engañándome, sino siéndome honesta. Sí, ella me quiere, y dice hacerlo; su novio no me quiere tanto. Y yo juego con ella, sin esparcir ni una mentira. Yo también la quiero; cuando me provoca le respondo, pero nunca la he provocado primero ni tampoco lo haré. Me da lástima pensar que no importa cuánto se esfuerce nunca me tendrá, y ella siente lástima porque nunca tendré a nadie. Sigo perdiendo en el juego y dudo que se lo pueda ganar, aunque si la compañía y los buenos momentos son el premio, ella siempre estuvo cerca de ganarlo.

domingo, septiembre 25, 2005

¿Celosos de mí? ¿Los novios de mis amigas? ¡Sí! ¡Qué bueno! O qué malo... saben donde vivo, me van a matar... Ser encantador puede ser contraproducente, qué increíble.

sábado, septiembre 24, 2005

Hoy cumplen años mi amigo Fachur y mi fanática más fanática, Soledad Solaro. Sin embargo, el festejo se da en la casa de uno de mis tíos, y a causa de otro cumpleaños que aconteció el jueves: los ochenta de mi abuela Teresa. Sólo quiero que con el karaoke no me hagan cantar... No mucho, al menos.

viernes, septiembre 23, 2005

Qué buena esta noche tormentosa, mirarla acostado en mi cama me hace notar el gran valor que tiene mi ventana. Es genial. Hay rayos. Cae agua. Sopla el viento. Yo la extraño y ella me extraña, y aunque no nos gustamos mucho, sí nos gustamos un poco, y a pesar de no soportarnos, nos mantuvimos abrazados; después de todo, somos buena gente y deseamos cariño. ¿De quién recibirlo, sino de la buena gente? Pues así paso la tormenta, pensando en una persona de quien podría emitir severas quejas, a quien nunca le agradaré en demasía, pero que merece toda mi atención y aún más. Es raro cómo, sabiéndome imperfecto, espero a alguien perfecta para mí. Y es raro cómo siempre esperé haberla conocido en alguna conocida.

jueves, septiembre 22, 2005

De a poco se aprende a no sobrevaluar los «te quiero» y los «te adoro», así como los abrazos y besos ya dejan de manifestar intenciones ocultas. Sus miradas no significan deseos de tenernos, y sus indiferencias no son ningún juego de hacerse las interesantes. Entonces una de ellas lo invita a uno a salir, y uno se pregunta si se llegó al extremo de subvaluar las claves y pistas o si, verdaderamente, son maestras en hacer de nosotros lo que se les da la regalada gana.

miércoles, septiembre 21, 2005

Me resulta muy peligroso, no sé qué piensa ni da pistas tranquilizadoras al hablar. Por lo que dice, intuyo que es diferente a su imagen, que tiene un arma en su cabeza. No puedo confirmarlo ni decir de qué tipo de arma se trata, los datos son vagos y neblinosos, pero bajo esa sonrisa amable, sus detalles con la gente, su simpatía por la vida, su falta de demostración de malicia, la bondad de sus gestos, sus obras altruistas, su estela de amor, hay un brillo extraño que no encaja. Sí, sospecho que tiene un arma en su cabeza y que tiene dilemas profundos sobre ella, quizá poco tiempo me queda para evitar que la accione, así que debo actuar. No permitiré que esta buena persona se lleve ni una pizca de nuestras vidas, lo tomo como mi deber, con el cual me he honrado.
Él nunca te contará qué hizo, jamás, no esperes saberlo alguna vez, resígnate ahora. Sólo te dirá esto: no tendrás asco de algo si conociste ese algo antes de entender qué era. Por esto debes buscar ahora los saberes que no viste nunca, ensuciarte en conocimiento, cuando pase el tiempo y vuelvas a encontrarlos no te causarán nada. Verás las supuestas sorpresas fallar, la duda naciente de ser un desalmado, las olas de los impactos no te arrastrarán, y la muerte perderá mística. Sobre cómo conseguir tales saberes, puedo ayudarte, pero no lo haré, pues si te digo qué puedes hacer sabrás qué he hecho, y no lo deseo. Tanto de mí como de él no conseguirás más que esto, lo que aprendas depende de ti.
Mi advertencia: hasta donde sé, el olvido es involuntario, por lo tanto, no esperes vanamente despegarte de aquello que creas te hace daño, debes lidiar con eso y aceptarlo, pensar cómo evitar el perjuicio; siempre habrás de pensar hasta el fin de la molestia y continuarás con su utilidad.
Me sentí tan sano por un momento, tan lleno de los aromas del pasto y las flores en los pulmones, con ganas de respirar hondo. Si se me hubiese amado lo habría aceptado gustoso, y si se me hubiese hablado me habría esforzado en usar todas las palabras que conocía, hubiera tratado de dar todo el sabor posible a todo lo que hubiera hecho. Pensé en ser así por siempre, finalizar mi apego por investigar en carne propia todas las distorsiones posibles de la mente, terminar la búsqueda de dañinos conocimientos aparentemente innecesarios, pero ¿podría hacerlo? ¿Abandonar tanto trabajo? ¿Por qué no crear un buen disfraz, diseñarlo, y que sea más sano e ideal que nada subjetivo pueda ser? ¿Por qué, mejor, no simular ser lo más cercano a la perfección?

martes, septiembre 20, 2005

¡Contacto! «Chica Solaro» se sentó en mi mesa, y yo, por supuesto, me sentí más estúpido que nunca. Además, nervioso, estaba muy nervioso, yo, que en estos tiempos he estado más relajado que una fresca lechuga. No esperaba mariposas en el estómago, pero tampoco creí que me resultaría todo tan desagradable; me parece que en los últimos años, sin darme cuenta, les quité las alas y las patas a mis mariposas estomacales y, sin poder posarse lejos del peligro convertidas en meros gusanos, los jugos gástricos las digirieron. Estuve incómodo, suponiéndome observado, analizado, escuchado en cada ruido cuando masticaba mis bizcochos, cuando bebía mi gaseosa, cuando movía un músculo y cuando me quedaba quieto esperando camuflarme con el fondo. Hablamos poco y nada, y aunque a la quinta sílaba de cada frase sentía que estaba quedándome inconsciente con la vista oscureciéndose creando un túnel, aparentemente entendió mis escasas palabras. Fue al admirarla levemente luego de que ella haya bostezado cuando me hizo un gesto amable con las cejas, quedando yo petrificado en una pose de tedio fingido, pensando en simultáneo: «no me pases por encima, no me pises, soy débil» y «¡despiértate, inútil! ¿dónde está tu viveza?». Al menos, pude confirmar que es una ricachona mandona, lo cual, de nada me sirve, y aún menos si no vuelve a la mesa la clase que viene, donde esperaré ansioso, simulando indiferencia.

lunes, septiembre 19, 2005

¿Puedo besarte en la frente? ¿Podrías ser mi muñequita por siempre, mi amiguita chiquita, bonita, inocente? ¿Me dejarías acompañarte, protegerte y mimarte por siempre? ¿Me permitirías abrirte las puertas, dejarte salir, dejarte entrar, donde sea que quieras y complacerme con tu pasar? ¿Podríamos, simplemente, continuar siendo amigos?

domingo, septiembre 18, 2005

Estoy algo apurado por un trabajo para la facultad pero, según lo que me dicen, me tiene que ir bien. Así que está todo bien. Y como todo está bien, pienso en pasarla bien. Sin embargo, no es tan fácil, si sigo apurado mañana me caso, pasado me jubilo y el miércoles me muero. ¡Pero no me puedo morir el miércoles! ¡Es el día de la primavera! Por lo tanto, si lo quiero festejar, debo terminar este trabajo aunque sepa que ya está bien. Y esa es la verdadera razón por la que uno debe estudiar antes y jugar después, para no morirse al momento de la joda.

sábado, septiembre 17, 2005

Y allá van todos los dolores en melancólico desfile, hacia la base de la bella montaña de la futilidad, y cada sensación, y cada pensamiento, todas y todos a ella. Al llover se ve distinta, y por la noche también, y si la luna la ilumina de lleno, o si el sol hace lo mismo, es siempre igualmente hermosa. Se purifica hacia la cumbre donde nunca llega la vista, y se distorsiona hacia la base perdida entra la niebla, y entendemos que aquella pureza en las alturas vale todas las penas inferiores. Allí reside el arte y se acumula la subjetividad, en la montaña infinitamente perfectible. No tiene sentido ni razón de ser, pero es una buena excusa para mostrar todas las bellezas, sean lindas o feas; es cierto que nacemos en algún punto de ella buscando escalar. Nunca dejamos la montaña, pues para los seres vivos que somos, es lo único que hay.

viernes, septiembre 16, 2005

Miro mis manos quietas, calladas... no imaginé que sucedería en el tiempo que corre. La futilidad ha vuelto, y todo se va con parsimonia, llevado como los granos de un castillo de arena por las olas de la orilla. Desnudo, quieto y vacío, espero estar equivocado, y estiro la llegada del momento en que me refriegue los ojos, para que al abrirlos no encuentre nada extraño, y así sepa que ha sido una simple ilusión, desde el frío y el silencio, hasta mi permanencia inmóvil y la deteriorada capacidad de observación.

jueves, septiembre 15, 2005

Quiero hacer explotar el mundo, tengo una rabia terrible, torpe en principio, pero sé que puedo refinarla enormemente a puntos exquisitos. Sufro de un gran odio que me obstaculiza, aunque no debo darle oportunidad de expansión, aún sabiendo que mientras más se acumula más tóxico es. Hoy no quiero criticar nada, ni quiero nada más que pueda gatillarme. Por eso estoy tan quieto como puedo.

miércoles, septiembre 14, 2005

Los «martes trece» asustan, ladran, lo que sea; pero no muerden, ni un poquito. Ciertamente, son buenos días. Y... eh... nada, eso.

lunes, septiembre 12, 2005

Pensaba «quiero salvar el mundo para ustedes», no fue mi intención arruinárselos. Pero ustedes apenas nacían en esos tiempos, no eran vuestras las caras que tenía en mente, sino las de vuestros padres, ellos eran para mí quienes ustedes son ahora. Unificar el mundo significó demasiadas veces eliminar diferencias irreconciliables, muchos de ellos pelearon contra mí, y así también contra mi movimiento y la posibilidad de acabar con su propia estupidez. Acabada ésta de forma abrupta, maté parte del mundo que quería salvar, ustedes son la cicatriz del cambio a un modelo superior, criados por padrinos de facto. Si hubiera sabido hacerlo de una manera mejor, sin duda lo habría hecho de ese modo, pero nunca encontré un método más refinado que el aplicado; y aún si en esos tiempos hubiese conocido los resultados actuales, lo habría hecho igual. No se pueden obviar los precios a pagar.

domingo, septiembre 11, 2005

Giró, giró y giró sobre su eje, y al golpearte en los tobillos quedaste ciega del dolor. Trepó en el aire y pellizcó tu espalda, retorciste tu cara y un chorro de sangre escapó por tu nariz. Te besó el cuello y acarició tus brazos con incontables yemas dulces, y dudaste si todo ataque y placer provino de la misma bestia, si estaba loco o si carecías de suficiente cordura para entender su violencia como enseñanzas, si que mitigue tu dolor era lo mismo a no haberlo padecido nunca. Te recostaste sola sobre una cama y te dijiste no saber qué había pasado contigo, al acomodarte te desnucaste con la almohada, y al despertar del desmayo con pensamientos claros en una mente nublada, supiste que él no te trató bien. Así fue que con tu flamante verdad te quejaste con fuerzas, saboreabas pensar que ejercías tu derecho, y recibiste sus disculpas. Pero jamás, absolutamente jamás, supiste si aquella fuga de sangre que alguna vez salió por tu nariz mantenía alguna relación con él, y así fue que ahora acostumbras mirarlo de reojo, con múltiples sospechas, pero tampoco entendiendo aún qué necesidad tenía de dar tantas vueltas para causarte algo de dolor. Quizá estaba dubitativo sobre lo que estaba a punto de hacer, pudo ser que realmente te quería, pero ¿qué quieres que te diga?, aún me parece un imbécil de gran magnitud.

jueves, septiembre 08, 2005

Se ríen de mis chistes pero no encuentro forma de reírme de los suyos, estas muchachas no me divierten, no tardo más que unos minutos en aburrirme. Tampoco me cuesta mucho exagerar la escala en aún menos tiempo y suponer que moriré solo, al menos, por dentro. Sí, llego a pensar que en algún momento conoceré una mujer lo suficientemente linda —requisito único a esas alturas, aparentemente— como para preguntarle «¿te casarías conmigo?», a lo cual me responderá afirmativamente y al año o dos habrá un nuevo bebé en el mundo. Pasarán años poco relajantes, una suerte de vida esperando el domingo, y cierto día una simpática fuerza —por personificar mi fin con algo, admito— me dirá, aunque yo probablemente ni la note, «congratulaciones, te has ganado la muerte». Habrá un último de todo, y allí acabará el cuento. ¿Me encontrará aquella que me haga reír?, pregunto, porque si supiera la respuesta, aprovecharía mejor... la vida, creo yo.

martes, septiembre 06, 2005

Me hace ver, ante mí mismo, como un tonto. Si me estornuda o me empuja o pisa, me paralizo, y si la estornudo o la empujo o la piso, antes de poder siquiera pedirle patéticas disculpas, me paralizo también. Si me mira la miro, y por un lado quiero quitar la vista, pero, obviamente, estoy paralizado. Si habla la escucho atentamente, tan concentrado en su forma de hablar que olvido lo que dice. Cuando camina quisiera hacer lo mismo a su lado compartiendo el paso, y si cruza una puerta deseo estar del otro lado de ésta y a punto de chocar, pero al parecer uno sólo permanece sentado en un banco en el rincón más alejado del lugar menos pensado, captando por ojos tristes la alegría ajena que amenaza burlarse del letargo propio de una persona singular deseando otra persona singular.

lunes, septiembre 05, 2005

No pienso porque no anoto nada de lo que pienso, ni soy capaz luego de recordarlo. No creo debido a que no quiero que se me acabe el material, y no sé dónde conseguir más. No hablo porque no me gusta repetir palabras ni parecer poco original. No hago porque sé qué debo hacer, y para hacer requiero solucionar cuestiones anteriores.
Hoy fui a la facultad y al salir, cuatro horas después, noté que en ese lapso de tiempo había desarrollado una silenciosa lástima por una compañera. ¿Tiene Pablo razón? Él había dicho que parece haber tenido alguna suerte de trauma en algún momento de su vida, ni siquiera supe cómo llegó a tal suposición, pero hoy pareció tener enorme sentido. Y la veo, riéndose sola ante oyentes en silencio, a cuyas caras responde que es normal que esté media loca, y me pregunto qué habrá bajo la máscara. Recuerdo mis asuntos, la diversidad de gustos que hay para saborear en la oscuridad de las cosas, los refugios temporales a problemas permanentes, ¿hace cuanto está ya, si realmente allí está, recorriendo esos caminos? ¿Qué en su pasado la motivó a andarlos, a vestir un disfraz?

domingo, septiembre 04, 2005

—¿Vieron esa ave que se fue volando? —pregunté a una juvenil multitud.
—¡Sí, hasta que se fue alto! —gritaron los niños.
—¿Qué nombre tiene?
—Se llama Ego —dijo uno de ellos con mirada oblicua.
—¿Ego?
—Sí, Ego —confirmó.
—No tiene techo, ¿verdad?
—¡Por supuesto que no! —explicaron para dejar hablar al mismo pequeñín de antes. —Cuando se alimenta de golosinas siempre se va alto.
—¿Y cómo se alimenta esa criatura? ¿Alguien lo hace?
—¿Para qué preguntas si ya sabes la respuesta? ¡El ave es tuya! —afirmó con plena confianza como si dijera una obviedad. —Ellas la alimentaron por ti, tus amigas, todas ellas. Por eso vuela así. ¿Es que no te das cuenta ya de eso? ¿Ya no notas los halagos?
—¿Ellas? —me di vuelta y vi una multitud de mujeres, todas con ojos amables. Realmente no podía saberlo, pero supuse que el ave ganó más fuerza y estaría pasando la luna, aún alejándose.

sábado, septiembre 03, 2005

¡Nooo! ¡No quiero verla bailar! ¡No quiero verla sonriendo tan vulgarmente! ¡No digan que quieren abrirme los ojos! ¡No esperen que les agradezca! ¡Ella no es así! ¡No sabe lo que hace! ¡Sólo está triste y quiere divertirse como los demás! ¡No quiero ver! ¡Déjenme tranquilo! ¡Sáquenme de acá!

viernes, septiembre 02, 2005

Y cada vez que cae una gota alguna cara aparece en la mente, y mientras el charco se va formando ya son multitudes despidiéndose, y para cuando la sangre se cuaje sobre la hoja y las muñecas se sequen, ya todos, incluso él, habrán abandonado el lugar.

jueves, septiembre 01, 2005

Todas bajan la mirada ante el rey de la belleza, de tal alteza hace tiempo aprendieron su nombre, ¿quién no lo haría por semejante hombre?, y aún siendo tan obvio que tiene problemas de cabeza.
Jejeje, ¿se nota que estoy hablando de mí?