lunes, enero 31, 2005

«Conclusiones del mes»

Reflexiones del mes de Enero que pasó:

-No esperes nada revolucionario de un reloj, excepto que seas de carácter revolucionario y esperes revoluciones en cualquier cosa, por ejemplo, un reloj.
-Me río de todos ustedes y su manía de llevar la cabeza pegada al cuello.
-¿Vió usted, cuando escapa con su coche, que son los pies los que tiemblan sobre los pedales y no las manos en el volante? Porque la cuestión es irse, no llegar a algún lugar. ¿O no vió usted? ¿Sabe, siquiera, de qué le hablo?
-Qué loco que soy, dije «qué loco que soy», lo cual afirma mi imbecilidad y la comprensión de qué es una parábola temporal. O sea, soy un imbécil parabólico, lo cual afirma mi surrealismo y mi error de concepto sobre qué es comprender algo. O sea, soy un surrealista incomprensible, lo cual afirma mi falsa locura y la escritura de esto mismo.
-Buena despedida le dí al mar, no se puede quejar. Y me autoproclamo el mejor barrenador sin barrenador que hay en el mundo.
-Estoy usando OpenOffice.org, muy bueno, vale la minúscula pena de bajar menos de setenta «megas», en serio.
-Pará, pará, ¡pará, tarado! ¿no ves que te la vas a poner contra la pared si te la siguen poniendo de cara a la pared? Usá el vano de la puerta.
-Hice bíceps este mes. Unas tres veces.
-La pregunta no es si un hombre se masturba, es cómo lo hace. Ahí hay todo un tema (el cuanto lo sacás al verle la cara por un rato).
-Me hablan siempre en el mismo tono como si fuera siempre la misma persona.
-Enero fue desabrido.
-Me aburrí.

domingo, enero 30, 2005

Qué bueno lo de ayer, qué bien que la pasé, mejor de lo esperado. No me estaba sintiendo bien sino como con una ligera desesperanza que inevitablemente genera una esperanza aún mas profunda, si es que no fue consecuencia de esta; estaba bastante apagado y falto de interés, incluso algo débil. La fuerte lluvia empezó, fuimos a lo de Santiago y no hicimos absolutamente nada más que recordar el colegio secundario. Recién en ese momento noté que hacía tiempo que no reía con ganas, ya me sentía mejor, la memoria colectiva brinda tantos más detalles que uno obvia. Entonces sólo, en la vuelta a casa, recordar también que todo «buen viejo tiempo» está manchado y sin posibilidad de limpieza, sólo quedan la omisión voluntaria de lo que no se olvidó y el enmendamiento parcial, que son engaños menos agrios, porque el verdadero olvido es involutario y absolutamente honesto.

sábado, enero 29, 2005

Lo dije cuando tenía doce años, lo vuelvo a decir ahora y lo diré en un futuro: la manera más rápida de llegar a algún lugar es ya estar ahí.
Yo en este momento debería estar en Mar del Plata con Pablo y Tomás bailando como chiflados y esperando a Fatboy Slim. No obstante, si no se está en una fiesta es porque se está en otra, así que iré a jugar al ping-pong, que es básicamente lo mismo pero con paletas, una pelota, una mesa, sin música, sin multitudes, y sin playa.

viernes, enero 28, 2005

Estaba tan linda, rápida, feliz, prístina y nívea en su funcionamiento, pero nada es para siempre (excepto todo lo demás, claro). Hace uno o dos meses manifesté mis intenciones de formatear mi amado disco rígido y empezar de cero, lo cual se daría a lugar luego de una inmensa campaña de copias de seguridad, un éxodo de archivos hacia discos compactos. No obstante, las vacaciones constantes durante el mes de diciembre postergaron a fecha indefinida la concreción del deseo, siendo así que apenas comenzó enero estaba nuevamente de vacaciones, lejos de mi familia y dejando la computadora tal como estaba, andando más que bien y sin verdaderamente necesitar una limpieza urgente ni tampoco a largo tiempo. Retorné a mi casa a mediados de este mes, la cual se encontraba vacía dado a que mi familia se había ido de viaje y, aunque me habían dejado un mensaje sobre la mesa de la cocina actualizándome con la noticia del mal funcionamiento de mi querida máquina, no creí que el asunto poseería gravedad alguna. Fue una de las primeras cosas que hice al llegar: el error se manifestaba en el registro de Windows, el cual estaba aparentemente más corrupto que cualquier democracia popular. Pude haberlo reemplazado fácilmente con una copia anterior y haber instalado las aplicaciones no registradas sobre sí mismas, pero no tenía ganas y aún quería limpieza, no una solución que me saque del apuro. Analicé la situación detenidamente, no quería hacer las copias de seguridad que me tardarían días, así que no podía modificar las particiones que de todas maneras estaban relacionadas bastante bien: ocho «gigabytes» en la principal, para el sistema y programas, y los treinta «gigabytes» restantes para los directorios personales y eventuales juegos de gran volumen. De esta manera, luego de migrar de la partición primaria hacia su hermana regordeta todo aquello que fue necesario, hice una prueba: instalé Windows Me en un nuevo directorio sin quitar el otro, en la misma partición, sólo para ver qué pasaba. Lo que pasó me hizo recordar algo que había leído alguna vez pero que nunca había visto, esa odiosa característica de la serie 9x de sobreescribir el sector de arranque. Se cargó el nuevo sistema, limpio pero no tanto (observé espantado, por ejemplo, que el directorio temporal era aún el del viejo windows), y lo utilicé por un rato hasta que decidí empezar totalmente de cero. Borré absolutamente todo en la partición principal e instalé el sistema nuevamente, completamente limpio. Hermoso todo, una belleza, deslumbrante. Luego de tres día vuelve mi familia y una semana después, éste último miércoles, salgo a jugar al fútbol con Matías, mi primo. Buen partido, lástima el patinaje no artístico debido a los deslices provocados por la arena suelta del pasto sintético. Hice un gol, al menos. Al llegar a casa y encender la computadora nada funcionaba, era un obvio virus, nunca había tenido uno; en la ventana de «cerrar programa» el «Explorer» se había multiplicado varias veces, y ningún programa duraba más de un minuto abierto, y al intentar reabrirlo notaba horrorizado que el ejecutable ya no existía. Luego de indagaciones por aquí y por allá descubría la causa de la infección: mamá trajo del lugar donde trabaja, un foco de infección donde toda computadora es portadora (no comprendo cómo arrancan siquiera), archivos de texto infectados; dado a que aún no había instalado anti-virus alguno, la contaminación fue irrestricta. Me fui a dormir sin tocar ni pensar nada, estaba cansado, al día siguiente se vería el arreglo posible. Yo quería limpieza, los antivirus no podían instalarse o se cerraban al ser abiertos, y aún descontaminando todo, no sería puro, de manera que ese día siguiente borré todo e instalé el sistema una vez más, la tercera y definitiva. Y acá está, andando bárbaro, ya con todo instalado en menos tiempo de lo pensado. ¿A qué voy con esto? A que el miércoles no pude publicar que me había cansado mucho por el fútbol, que hice un gol y alguna tontería que se me ocurriera en el momento. Esta vez, lo cual raramente sucede al explicar algo, iba a hacerlo bien.

jueves, enero 27, 2005

Hoy fui a lo de mi tío Daniel a constatar si son o no razonables los presupuestos que le dieron de unas computadoras, al parecer lo son, aunque debo hacer unas averiguaciones sobre los «mothers» ofrecidos. Y luego, con mi primito Gonzalo les dimos masa a los enemigos de las tortugas ninja; qué aparato noble, la «Sega Genesis». Ganamos el juego. Ahh, sí, y tengo que estudiar.

martes, enero 25, 2005

No entiendo esto, es frustrante, le pongo todo mi esfuerzo y sigue todo igual, siempre lo mismo. No sé doblar una remera simétricamente, no puedo, no importa cuanto lo intente, siempre el cuello queda hacia un costado, o sobresalen las mangas por detrás, o la doblo demasiado angosta, o demasiado ancha, y si me acerco en algo a la perfección es porque estuve largos minutos calculando todo movimiento de mis dedos. No sé cómo hace mamá. Creo que sería un «boom» que un canal deportivo televise competencias de doblado de remeras, con diferentes telas, y tallas, y tipos de mangas, y todo eso.

lunes, enero 24, 2005

Al probarme el traje nuevo que me compraron para el muy próximo cumpleaños de quince de mi hermana lo pensé, y ahora lo afirmo: los trajes no son para gente con un cuerpo símil atlético, atlético o flaco. El pantalón y su tiro tan alto, obviamente para aferrarse de una cadera supuestamente inexistente. ¿Y dónde está mi culo? ¡Por favor, los hombres también tenemos culo! Sin embargo el pantalón está pensado para colgar recto aparentando que los cachetes se han derretido hasta las rodillas, qué elegante. La camisa, que debe estar dentro del pantalón pero sobresaliendo un poco, queda mal en todo hombre que no tenga sólo «un gran abdominal», no me vengan con que queda bien porque queda mal, muy mal; para mí la verdadera función de la camisa es cubrir un pícara barriga, porque ahí sí queda bien, en cambio con una barriga pequeña la tela sobra. Y el saco es una bolsa de papas abierta al medio y con botones, no mucho más que eso. Si uno coloca los codos pegados al costado del cuerpo y en ángulo recto, con los antebrazos horizontales, y entonces se mira al espejo, se asusta. O si uno trata de imitar un avión con los brazos, se da cuenta de que los verdaderos hombros de uno y los del traje están tan separados que los brazos parecen salir de las costillas. Básicamente por esto Pavarotti se ve bárbaro en traje y yo parezco un robot, porque con un flaco el traje no tiene forma. ¡Y que lo parezca no significa que lo sea... tanto, no soy tan aparato!
Y todavía no dije sobre la corbata.

domingo, enero 23, 2005

Soy muy impregnador, con todo al que toco, y me pone loco, porque impregno estupideces. Y a veces lo notan, y me quieren repeler, cuando hacen alguna ridiculez y no saben cómo echarme la culpa.

sábado, enero 22, 2005

Descripción de la situación: quiero leer un libro y tengo tres libros para leer; no me quedo deliberando cual leer, sino que ahorro el esfuerzo, pienso de la misma manera en que lo hago al irme a dormir y no leo ninguno. Debo estudiar dos materias, las ignoro sabiendo que las podré estudiar mañana y pienso en todas las cosas que puedo hacer en este momento, de la misma manera en que lo hago al irme a dormir, y al terminar el día, si todo sigue igual, no habré hecho ninguna. Pienso, como cuando me aconseja mi almohada, que tengo que buscar trabajo, o tirar currículos por todos lados y que el trabajo me encuentre, pero hoy no voy a buscar trabajo, así que mañana pensaré exactamente lo mismo. Quiero buena ropa, un buen cuerpo, saber mucho de diseño, música, artes en general, idiomas; imagino, como cuando uno hace antes de caer dormido, cómo sería tenerlos, y me divierte la imagen. Y me duermo, y se supone que al otro día me despierto, y por definición estoy despierto, pero no actúo del todo como tal, hago lo mismo que el día anterior, que es hacer nada pensando en cómo sería hacerlo todo, como cuando me acuesto en mi cama y pienso lo que sea esperando dormirme. Estoy inmerso en el ensueño, y todo es parte de él, nada es urgente en él, únicamente en cortos lapsos críticos logro despertar, y siempre es tarde, debería haber actuado antes, entonces me queda arreglar el desastre, pienso cómo habría sido haber hecho a tiempo lo correcto, y vuelvo a dormirme.

viernes, enero 21, 2005

Era obvio, estaba cantado. Los ingenieros civiles tienen un gracioso dicho sobre los arquitectos, el cual indica que un arquitecto no es ni lo suficientemente maricón como para ser diseñador de interiores, ni lo suficientemente macho como para ser ingeniero civil. Por homotecia, ya que voy a estudiar diseño industrial, un diseñador gráfico no es ni lo suficientemente maricón como para ser diseñador de indumentaria, ni lo suficientemente macho como para ser diseñador industrial.
Bueno, sepan entender, incluso aunque la relación entre estas últimas tres profesiones no sea tan obvia como en las primeras, es que yo antes iba a estudiar arquitectura... y ahora pasé la bronca. Porque soy malo. Un diablito. Me merezco unas nalgadas. Uh, ah, si, ahí, bien ahí.
¿Por qué es que el calor excesivo me degenera tanto? -Nicolás se queda mirando lo que acaba de escribir, incrédulo, se levanta y va a tomar agua. Luego vuelve y lo publica.
Iluso Piluso es mi gorro piluso, que compré en San Clemente del Tuyú no mucho tiempo antes de haber comprado a una rata de peluche a la cual yo solía llamar «pichicha», dado que creía que era una perrita; luego de que tres personas diferentes me dijeran que era una rata, y de ver contrariado que efectivamente se parecía más a una rata que a un perro gris con cola de rata, cara de rata y orejas de rata, lo acepté: era, en efecto, una rata. Aún no tiene nombre, ya que he negado todos los intentos de mi hermana, a quién se la compré, por llamarla Clementina. Pero hablaba de mi gorro piluso, Iluso Piluso, que es blanco y con lo que califico como motivos vegetales azules carbónicos, y que me da, cada vez que me lo coloco, un estilo de explorador aventurero constantemente perdido, incluso aunque me lo pruebe en mi dormitorio. Debe ser por esto que me gusta tanto este piluso Iluso Piluso, aparentemente no pertenece a ningún lado, ni siquiera al lavarropas, que me lo dejó blandito y suavecito; creo yo que es como yo, su nuevo compañero de aventuras, aunque no sé dónde buscarlas. En esta casa no encontraré muchas, quizá afuera, con mi llamativo Iluso Piluso, vengan a buscarnos.

jueves, enero 20, 2005

Si alguna vez me escuchan decir, o leen que escribí, «estoy amándote» o pavada de esa índole, por favor, les pido humildemente, tomen mi testículo izquierdo con una tijera y conviértanlo en dos testículos, a la vez que martillan el derecho hasta acuñar una carnosa moneda, giren mi cuerpo hacia atrás de manera que inserte mi cabeza en mi ano y pueda masticar los restos de comida del día anterior, y no se retiren sin haber hecho nudos con todas mis extremidades, dejando a juicio suyo el concretar o no el nudo con la extremidad viril, dada la dificultad de la misma para doblarse al alcanzar la longitud necesaria para lograr el dicho nudo; o pueden explicarme esto mismo que les digo y tratar de hacerme entrar en razón, la opción que les resulte más fácil.

miércoles, enero 19, 2005

"600 Posts Aniversario"

-¡Rápido, vengan que no sabe qué decir! -gritó un niño a sus amigos, mirando fijo a un hombre de pose altiva, muy discordante con su cara de cansancio, la cual parecía no haber cambiado su estado desde hacía varias décadas.
-¿De qué hablas? -el hombre inquirió al pequeño desconocido, quien no tenía motivación alguna a saludarlo.
-Usted iba decir algo y de pronto se calló, ¿o no? Yo lo vi -afirmaba con su cabeza a los otros niños, que se habían acercado y contemplaban al hombre de pies a cabeza en silencio y con profundo interés.
-Así que iba a decir algo, ¿y, suponiendo que efectivamente iba a decir algo, por qué te importa?
-Yo sé quién es usted, dicen que es una persona importante que dice cosas importantes.
-¿Sólo eso sabes, que soy una persona importante? Interesante, si cada vez que alguien se cruzara por la calle a una persona importante, como ahora, y lo interrogara para que le diga algo importante, sin saber por qué es importante esa persona, ¿no crees que, además de molesto, es algo inútil de hacer si no se conoce la importancia de su obra?
-Pero yo escuché que es importante por lo que dice.
-Pero no sabes qué es lo que digo.
-Yo quería escuchar lo que usted iba a decir.
-Pero no lo dije.
-Quería escuchar de usted algo que usted no haya creído importante.
-Quizá lo que supuestamente iba a decir no lo creí correcto y lo callé. ¿Y por qué quieres escuchar lo que no creo importante? ¿no te das cuenta de que esta conversación ya es poco importante? Mira a tus amigos, ya no les importa, ya se han ido donde estaban. Es más, justamente, si te importa escuchar de mi lo que no importa a los demás ni a mí, ya te es importante.
-Usted no entiende, correcto o incorrecto, nunca dije que no me importara. Ahora sé algo que sólo a mí me importa. Sé que usted iba a decir algo y lo calló. Significa una de dos cosas. O usted no dice nada a menos que sea importante, o sea que se arrepintió a último momento de un error inexistente; o usted no revisó su pensamiento del todo antes de comunicarlo, lo cual es estúpido, y notó esta estupidez, o confirmó la invalidez del pensamiento, al abrir la boca.
-Puedo equivocarme, niño.
-Pero si usted estaba equivocado, lo estaba mucho antes de notarlo, se había equivocado al no ser precavido para confirmar la validez del pensamiento. A una persona hambrienta de reconocimiento o de poca vergüenza podría pasarle, pero usted ya tiene experiencia y reconocimiento. Usted no me es importante, y aún no sé qué es lo que dice aunque probablemente lo que dice sí me resulte importante.
-Pues bien, entonces sabes que no existen personas importantes para las personas verdaderamente inteligentes. Sólo importan como personas, con todo lo que esto implica, pero no por su obra, no por nada que hayan producido.
-Sí. Y si usted no estaba equivocado, si su pensamiento era correcto y válido, su error inexistente habría sido creer que la importancia del mismo dependía de usted.
-¿Entonces crees que la importancia es como la belleza, depende de quien la mire?
-¿Pero puede alguien considerar bello un basural?
-Poder se puede. Pueden darse razones de por qué algo es bello o feo, pero aún así la belleza pura es injustificable.
-Entonces supongo que sí, la importancia es como la belleza, aunque nadie diría que un basural es bello, pero sí que una persona es importante según su obra.
-Ninguna de las dos existe en verdad, pero somos criaturas y toda nuestra forma de pensar es subjetiva, la objetividad está emulada. Lo objetivo se estudia más fácilmente con la matemática. Así como te dije que no existen personas importantes para las personas verdaderamente inteligentes, no existen basurales bellos para las personas con un mínimo sentido estético. Aún así, esa comparación es errónea por una diferencia de magnitud, aunque la diferencia, a su vez, es subjetiva, y por lo tanto el error. Algo más acertado sería decir que para quien sabe de pintura no son bellas muchas de las pinturas que una persona no entendida en el asunto consideraría bellas, o que un entendido en pintura puede considerar no bella una pintura de un pintor reconocido.
-Usted no me importa, pero le importa a muchos. ¿Le soy importante?
-No, no te creo importante y no te creo un niño, aunque te veo como tal, tienes la voz joven, y todo rasgo de niño.
-Porque soy un niño. Me hace acordar de tres personas que conozco, una de ellas ve a algunos de mis quinientos noventa y nueve amigos como torpes, a otros completamente carentes de estilo alguno, y a muchos otros como falsos modestos; la segunda opina que unos son lindos y otros feos, que los que la primera persona creía torpes son en realidad fuertes, y que algunos la hacen reír; a la tercera no le parecen gran cosa, dice que todos juntos somos seiscientas maneras diferentes de no decir absolutamente nada; para mí son mis hermanos mayores.

lunes, enero 17, 2005

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domingo, enero 16, 2005

Estoy en casa, cuidando a la perra del vecino, arreglando un desastre que hicieron en mi computadora y descansando del viaje de vuelta desde San Clemente. Pude ver hoy la película "Amarte Duele", que me ha gustado mucho. Estoy muy, muy agotado (como si uno pudiera agotarse mucho o poco), necesito sueño.

viernes, enero 07, 2005

Era terco, no le gustó tropezarse, así que pateó la piedra: tanto le dolió que se prometió nunca más caminar decalzo.
Me dijo: ¨es mejor hacerse matar que dejarse morir¨. Yo mismo casi lo mato por esa frase tan obvia, pero preferí no hacerlo, yo también dije cosas similares hace no mucho, le tuve piedad.
Además, no debo matarlo, es uno de mis personajes ficticios y aún le queda mucho jugo para exprimirle.
El elemento femenino nos tiene podridos, nos devanamos los sesos para saber por qué en seis días cinco mujeres se nos tiraron de cabeza en tres oportunidades diferentes. En verdad siempre me siento el patito feo, y dudo ser un cisne a pesar de siempre creerme diferente, por lo que decir ¨se nos tiraron de cabeza¨ es una mera pluralización. Tan feo me siento que estoy viviendo más desaliñado que nunca, con los pelos parados, usando estos anteojos con forma de antifaz, y bueno... con la ropa de siempre. De todas maneras, el elemento femenino que ha sido vislumbrado no nos gusta en lo más mínimo, un espanto esos coqueteos gatunos tan vulgares y faltos de estilo.
Estoy ansioso por volver a casa y empezar el año.

martes, enero 04, 2005

Mi tío estaba jugando con las brasas que quedaban luego de haber terminado de comer el accidentado asado, encendiendo alguna que otra página de un diario viejo; los papeles ardían naranjas en los bordes hasta que repentínamente el fuego aparecía y los consumía de a poco. Cuando el último y mayor papel iba a ser quemado, se me pidió que lleve unos vasos que quedaban en una mesa cercana hasta la cocina de la casa, perdiendo ese último resplandor dorado. Con la barriga llena y la cabeza vacía, mucho no me importó, aunque me pregunté si eso habría importado.
Hoy, dos muchachas atacaron a miradas a mi Mariano, escena graciosa si las hay, qué tipo... Si no caen en la red en un principio, se saca la remera y ¨sucundún sucundún, el frío del mar, yararara-rara¨, bueno, me fui de tema, pero de entiende.
Ahora, en este mismo momento, me carcome la intriga de no saber si esa demostración de fuego perdida habría sido la detonante de alguna cadena de ideas.
Mañana, me gustaría tener algún tipo de contacto con esa muchacha rara que en un principio creí que tenía algún tipo de deficiencia mental, pero no, sólo es rara. Además, le gusta nadar, es algo hermitaña y no quiero quedarme solo.

domingo, enero 02, 2005

Llegamos a San Clemente del Tuyú a eso de las siete y cuarto de la tarde de ayer, no pudieron esperar a ver el mar, así que ahí estábamos en pocos minutos, sin olas ni viento, en una gran pileta climatizada que excedía el horizonte. Vimos también ayer una de las noches más hermosas, con un cielo estrellado bajo nubes delgadas, con una luna difusa reflejada sobre el mar, una belleza. Hoy a la mañana nos preocupamos por la carencia del elemento femenino en la playa, a pesar de haber recibido con mis primos las indirectas poco discretas de dos chicas hambrientas de buenos hombres; como somos los reyes de la indiferencia y no nos agrada la idea de vacacionar en una celda, pues eran menores, simplemente no les prestamos atención alguna. Ya a la tarde, algo cambió: el elemento femenino hizo su aparición y por fin nuestros ojos tuvieron algo con qué entretenerse. También jugamos con un gran gomón naranja de mi tío en el mar, lo cual es estúpidamente divertido, está muy bueno y es remarcable el tamaño del gomón, que como palabra también me suena gracioso. Un beso, Nico.
P.D.: creo que me gusta asustarte.

sábado, enero 01, 2005

Generalmente no como mucho en fiestas, y el hambre al día siguiente se siente desde apenas despierto, como hoy, por ejemplo. Gabrieles no voy a comer, garbanzos normales tampoco, sí un buen matambre con algo de tarta. Gracias a que aún estoy vivo y puedo comer, aunque no sé a qué darle las gracias, además de que puedo morirme en cualquier momento, o sea que nada cambió mucho a excepción de que me libré de la maldición del celular de mi primo. Genial.