domingo, noviembre 30, 2008

Rimbombante y astuto, bonito al oído, él habla y ellos escuchan. Todos atentos al gracioso orador, muchas ideas entran en consideración. Pero cuando no logra presentarse, es su fiel amigo, mil veces más profundo y con un décimo de su carisma, quien imparte las palabras. Y suerte para éste, pues ve a sus verdaderos compañeros en aquellos que no se sobresaltan. Removido el estilo, asustó el contenido. Y los asustados buscarán más estilos entretenidos si no aprenden a escuchar.