jueves, junio 30, 2005

«Conclusiones del mes»Reflexiones del mes de junio que pasó:

-El velcro y los sweaters se llevan mal.
-Reacomodé los objetos de la baulera (apilé todo en un costado) de modo de tener un flamante, cálido y minúsculo cuarto de lectura. Realmente me concentro más ahí encerrado. Incluso me armé una cama con los colchones viejos.
-Al fin ya terminé con las clases, sólo quedan parciales.
-Esperando a Gabi...
-No hay nada que decir, qué pobre esto, señoras y señores.

miércoles, junio 29, 2005

¿Cuándo, cuándo, por todos los cielos, dejarán de provocar que nos retorzamos la cabeza mientras nos agarramos los testículos con una morsa, queridas chicas? ¡Locos! ¡Locos! ¡Todos nosotros! No jueguen con nosotros sólo porque pensamos con dos cabezas a la vez, no las hagan chocar, no es tan divertido andar peleando con uno mismo.

martes, junio 28, 2005

Ayer llené una tetera a tope con cinco tazas de agua, la dejé en el fuego hasta que el agua hirvió. Coloqué cinco sacos de té en la tetera y fue toda para mi. A la mitad de la tercera taza servida, cuando parecía haberme bajado la presión, paré de tomar el té. Terminado el trabajo, me acosté a las seis menos diez y desperté a las siete menos veinte. Algo tambaleante por el cansancio acumulado de varios sueños cortos de los días atrás, despeinado y con carbonilla bajo alguna uña que en el apuro por acompañar en el auto a mi papá el agua no llegó a tocar, llegué a la facultad. De todo lo que sucedía alrededor en el aula, la única pregunta que me hice fue: «¿cómo hace esta chica para verse hoy mejor que nunca, siendo hoy el día más comprometido de todos?».

lunes, junio 27, 2005

Hoy tuve entrega final de «proyectual uno»; suponiendo que todo salió bien ya no tengo que preocuparme por esta materia nunca más. Y mañana tengo la de Dibujo: me faltan ocho dibujos y tengo que entregarlos a las nueve de la mañana. Como en los viejos tiempos, o peor. Ya prendí la estufa del estar, porque sé que estaré ahí dibujando toda la noche, y en un rato me armo un CD regrabable con la discografía de Queen, así la escucho en el equipo de abajo y no decae mi voluntad, lo cual es sólo por las dudas ya que es siempre tan sólida en los últimos momentos y nunca más. Dulces sueños, disfrútenlos por mí.

domingo, junio 26, 2005

—¿Te estás volviendo loco? ¿Te estás volviendo loco? ¡Estás sudando, tarado! ¡Bajá la música! ¡La escucho desde la calle! ¡Sacate los malditos auriculares! ¡Te vas a morir joven, idiota! ¡Joven y enfermo!
—Estoy bien... es sólo un dolor de cabeza. Aturdiéndome me nublo y se me va.

sábado, junio 25, 2005

Pudo haber jurado incontables veces que él la miraba en toda oportunidad que tenía; habría jurado, incluso, que él creaba las oportunidades. Entonces, ¿qué sucedió hoy? ¿Por qué ni siquiera la observó cuando le hablaba al profesor? ¿Hizo algo para ahuyentarlo así? Celina no puede responderse. Sus ropas le parecen tan tristes e inútiles ahora; sus perfumes, baratos y demasiado pretenciosos; su cara, en exceso transparente con sólo defectos que destacan. ¿Habrá leído así sus fantasías, espantándose luego por la idea de una relación? Tanto se arruinó su día, que no desea saber qué es lo próximo a hacer en su rutina diaria.

viernes, junio 24, 2005

Al fin encontré dos libros muy interesantes para leer: uno es Historia de la Filosofía de J. L. Balmes; el otro es El «Pourquoi-Pas?» en el Antártico, escrito por un tal J. B. Charcot. El primero es corto y muy útil para conocer las ideas principales de algunos pensadores relevantes de la historia, y el segundo, bastante más extenso, es una especie de diario de una expedición al polo sur de principios del siglo pasado. Lo mejor es que son ediciones del año del jopo, lo cual los hace más fáciles de leer: odio el papel muy blanco en un libro.

jueves, junio 23, 2005

Es miedo de tirar los dados, de las consecuencias abiertas, del azar. Así es que no quiere chocar elementos para formar nuevos, ni mezclar nada de lo que no pueda predecir el resultado. No busca sabores sin recetas, ni innova en pociones sin fórmulas; no induce ley alguna ni corrobora pautas y reglas. Fue por haber sido desencantado por ella, cuando entre inciertas indirectas él primero la desencantó a ésta, desenamorados por no saber cómo jugar. Todo causado por las consecuencias abiertas de su obra inconclusa, invitación pública a tirar los dados, sus métodos de azar.

miércoles, junio 22, 2005

¿Qué estás haciendo, Nicolás? ¿No ves que no ves? ¡Abre los ojos, salamín, te están buscando! ¡Hazte encontrar! ¿Cuánto más esperarás la nada mientras envejeces? ¡Siempre fue tiempo de empezar! ¡Empieza! Deja de ser un rumor, haz una obra maravillosa.

martes, junio 21, 2005

Fue un fin de semana demencial. Luego de pensar tanto en mujeres y sexo me cuesta retomar lo que andaba haciendo. Recién ahora, leyendo las anteriores oraciones, recuerdo cómo era esto de poner letras lado a lado. Para redondear mi estado actual, me encuentro terriblemente cansado, aunque aliviado por la cercanía del colchón.

sábado, junio 18, 2005

—¿Y qué andabas haciendo durante estos últimos años?
—No mucho. Pensaba en cómo sacar a flote mi vida mientras la hundía aún más.

viernes, junio 17, 2005

«¡Es un genio!» «Tiene una calidad... diferente.» «Sabe más de lo que dice, que no te quepa duda.» «¡Churro!» «¿Lo escuchaste cantar? Muy bueno, muy bueno.» «Te salió bueno el pibe, che.» «No sé de dónde aprendió todo eso.» «Hola, bombón.» «Es muy buen observador.» «Y puede más, puede mucho más.» «Una vez que disparó, no lo agarran más, muy rápido.» «Yo estudio para esto y me entiende perfecto, tiene mucha idea de todo.» «Capacidad no le falta.» «Hasta en sus errores es noble.» «Es divino, ¿cómo podría portarse mal?» «El mejor era el suyo.» «Le pegaba mucho más fuerte que otro mucho más grande que él.» «En realidad, él hizo el trabajo.» «Viene simple y de pronto se pone avanzado y no lo sigo, no sé, no capto.» «Chau, lindo.» «Otro nivel.» «Tiene talento.» «¿Nunca te preguntaste en qué estará pensando cuando te mira?» «Muy inteligente.»
¡Váyanse, fantasmas!

jueves, junio 16, 2005

¿Es querida por alguien? ¿Recopila alguien sus muecas? ¿Y sus movimientos, acaso alguien los tiene en cuenta? ¿Y qué sobre su hablar, tiene alguien en cuenta lo que dice?
¿Sabe ella cuán bonita es? ¿Cómo es cuando está sola? ¿Y cuando se siente sola? ¿Qué comportamiento sigue cuando nadie la acompaña?
¿Necesita algún abrazo? ¿Y los necesitó en el pasado? ¿Cuál es su historia? ¿En qué ambiente se crió y qué elementos la marcaron?
¿Posee alguna cicatriz? ¿Puedo ayudarla en algo? ¿Puede ayudarme a mí? ¿Porqué ése aroma a lástima al pensar en ella?
¿Ama a alguien?

miércoles, junio 15, 2005

Sabor amargo, la barca se va, llevando con ella el hombre a nuevas tierras y oportunidades lejanas, dejando en el puerto a su mujer en llanto, con la nena en brazos, chupetín en mano, dulce sabor.
La extrañeza del día de hoy: «Chica Solaro» no sólo sabe que existo, ni sólo me mira a los ojos, sino que también acota la opinión de su amiga acerca de que por estar empapado en lluvia y revuelto del viento tengo el pelo parado. Más extraño fue que al referirse a mi, ni siquiera sonó como notando a algún desconocido, o sea... lo estoy haciendo otra vez, analizando estas idioteces que me resultan tan importantes y superficiales a la vez, regocijándome del conocimiento ajeno de mi existencia: «me miran, luego existo». De todas maneras, estoy algo asombrado. Además, parece que cree que tarde o temprano me tiro el lance y... otra vez acá, no sólo analizando lo nimio sino también especulando qué piensan los demás, es increíblemente fácil como caigo en lo mismo. Igual, es ella la obsesionada conmigo, tengo contada la amplia y exacta cantidad de veces que giró su cabeza sólo para mirarme y chequear si la miraba.

martes, junio 14, 2005

Me torno difuso y pierdo contraste en las aulas de la facultad, callado y escondido. Así es que espero la aparición de Tomás, no sólo por el simple gusto de ver a un amigo, sino también por el valor agregado de tener una excusa para mostrar mi sonrisa a pleno, ya que gano protagonismo al hacerlo y los demás parecen sobrecogidos y dominados, extraídos de liderazgo. Luego él se retira y relego el mando a la masa, perdiéndome otra vez difuminado en el fondo.
¡Colchones nuevos! Excelente. Y el «Chino» pasó hoy por casa con su novia, Estefanía; muy divertido esto último. Volviendo a los colchones, son enormes y cómodos, de resortes finamente calibrados para elevar el nivel mínimo de placer en sueño y retrasar al usuario que tenga compromisos por la mañana. Mi cama-rascacielos ha ganado altura y es evidente que se está más cerca del techo. Me queda ahora ajustar los saltos para subir y las caídas controladas a las pantuflas. Desde un punto de vista carnívoro, el colchón parece un gran, y muy ancho, bife de chorizo.
No podía dormir anoche, quién me acompañó por años me mantuvo hablando, era nuestra última noche juntos.

lunes, junio 13, 2005

Hoy, al bañarse, los sonidos se desvanecieron dejándolo sólo con un fuerte pitido agudo y los muy lejanos murmullos del agua caer y el extractor de aire. Imposible no recordar las dos aturdidoras explosiones que hace unos meses lo retiraron de la tranquilidad estando en silencio. Relacionándolo con los infaltables y variados temblores de los músculos y unas palpitaciones infrecuentes que lo hacen toser, no se siente nada bien. Sumando esto a que tiene una bomba en la cabeza, que en suposiciones quiere usar cada vez más contra todo aquél que lo perturba y tiene miedo de hacerlo realmente, además de estar maquinando alguna forma para retirar la bomba de su lugar actual para no recibir daño, siente que es peligroso. Y quiere sacarla rápido porque cree que una verdadera necesidad de uso se acerca y desea estar listo para entonces; está esperando que cometan un error con él, que se rían de él. Él dice: «la gente debería saber de qué se ríe, qué posee gracia y qué no». Y entonces me pregunto: pues, ¿cuán lejos podría llegar?, y me respondo con otra pregunta: pues, ¿cuán lejos ha ido ya?

domingo, junio 12, 2005

Calculando mis horarios, he notado la poca cantidad de tiempo libre que tendré hasta mediados de julio. Y previendo mi horarios posteriores, si todo va bien, he notado cuánto tiempo libre habré de tener.

sábado, junio 11, 2005

Él es un buen muchacho con una gran debilidad por no contradecirse, vergüenza por no volver atrás bajo la mirada ajena. No le sucede en soledad, donde causar errores y repararlos es libre por ser personal, e incluso productivo. Pero al no estar solo busca justificación para el error, estirándolo con fuerza por su debilidad para admitir su falla hasta consecuencias poco prácticas. Bastará con un pequeño error moral en público para que tuerza su camino y deforme el bien en mal.

viernes, junio 10, 2005

Ayer me corté el pelo bastante corto. ¿Cómo quedó? No sé... Por momentos me gusta mucho, y en otros pienso que el peluquero me dejó la cabeza muy cuadrada, lo que sea que eso signifique. Pero bienvenido este cambio, desde hace años que no luzco un corte absolutamente carente de características de melena. Lo que tengo que mejorar ahora es ese bamboleo violento y repentino de mi cabeza con el que corría el flequillo cuando me molestaba de alguna manera; esa convulsionante costumbre no queda nada bien cada vez que algún viento me peina a su gusto, probablemente parezco eléctrico. Debo aprender que el pelo se peina con las manos. Y ni siquiera necesito peine, genial.
Ella, su amiga, fue a decirle que le gusta, que es su ideal. El sentimiento no es mutuo pero él tampoco quiere alejarse de ella. Le dijo que no era así, que estaba equivocada, que se merecía a alguien mejor que él. Terminó por convencerla en rendirse, y así ella lo hizo, sólo se rindió pero su causa no dejó de existir. Le carcome ahora pensar que por mantener su amiga ha cometido con ella un acto de manipulación terrible.

miércoles, junio 08, 2005

Qué remerita estrené hoy, espectacular. La acompañé con mirada ganadora sostenida por nariz alta, pasos sólidos y sutiles desprolijidades calculadas en el vaivén de los brazos, dando la impresión general de «no busco ganar, pero gano». Obvio, vestirme de actitud es más divertido, la ropa es una excusa útil.

martes, junio 07, 2005

En la vieja mansión, durante la cena, Celina arrastra el tenedor sobre el puré, garabateando formas enamoradas y lastimosas incomprensibles para quien no es Celina. Mostrándose excesivamente calma, sus padres interpretan que se ha cansado de las tantas corridas por la ciudad completando trámites ajenos a ella, favores que con leve culpa le impusieron; la familia nunca deja de agradecerle atiborrándola de halagos exagerados por sus servicios desinteresados, a los que responde con humildes cambios de conversación. Terminado su plato, sin tomar fruta alguna y excusándose con lenguaje vago, camina a su dormitorio, cerrando la puerta tras ella, dejándose caer a su cama. A oscuras, apuntando los ojos al cielo raso, imagina minúsculos contactos, saludos y palmadas en los hombros, en elaboradas fantasías compuestas exclusivamente por elementos reales. Acercamientos a él, la conversación inicial, gestos que no se pierden, el primer adiós. Repite las ilusiones minuciosamente, corrigiéndolas cada vez sólo por el placer que le causa revivirlas, deteniéndose en cada movimiento y disfrutando sus sensaciones. Se levanta, entonces, para asearse antes del sueño, manteniendo en la memoria la última trama, y abre la puerta. Cuando la luz del pasillo que dirige al baño la deslumbró, recordó los ventanales enormes de las aulas donde él estudia, cómo fantasea con él al estar allí en su casa, y cuánto se recuerda a sí misma hacerlo cuando está en el aula cerca de él.
¿Y qué quedó del encuentro entre la voracidad lujuriosa de un cartón y el sumiso despliegue de un mensaje? Por supuesto: una carta.

lunes, junio 06, 2005

Estoy hasta el cuello (iba a decir «hasta las pelotas» pero el cuello está mas alto... a menos que las tenga en la garganta, lo cual daría lo mismo). Mañana tengo entrega de dibujo; acabo de calcular que me tomará alrededor de cinco horas con cuarenta minutos terminar todo. En fin... larga noche. Noto que pude haber dicho «hasta las manos» si las mantuviera levantadas. Noto que mañana notarán mis ojeras.
Marche un café bien cargado... mejor, dos... hazlo tres... ¿me pasarías la cafetera, por favor?

domingo, junio 05, 2005

Sólo hueles mejor. Deberías ser más fuerte ahora; deberías ser más influyente. Deberías tener el control, abrir caminos y ser seguido. Debería serte fácil, deberías saber hacerlo, tener ideas claras. Deberías ser mas rápido, deberías dominar, ser escuchado, causar alarma si levantas la voz. Deberías tener el poder. Ya deberías.

sábado, junio 04, 2005

Pensar en que tengo que empezar a dibujar me aleja un poco de esa tarea, pero una vez que logro comenzar los dibujos me quedo horas, me es muy interesante y divertido. Los dibujos en sí los doy por terminado en poco tiempo, pero el agregado interminable de detalles, que es lo más hipnótico, hace que esos fines no sean oficiales, provocando que diga que están listos varias veces antes de ya no saber qué mas pulir. Me encanta; es una pena que tenga que trabajar con el tiempo algo corto.

viernes, junio 03, 2005

Qué paz, alrededor, cientos de nosotros, dibujando una modelo al atardecer, los amplios ventanales, con la lluvia cayendo sobre el río como fondo y una acompañante que se deleita con los colores del cielo.
Un tonto pensaría que la futilidad podría animarme a matarlos a todos para ahorrarles el sufrimiento que probablemente tendrán en sus vidas, pero eso es fútil también y requiere mayor esfuerzo.
Es gracioso, apenas imaginé que ella me caería tan bien.

jueves, junio 02, 2005

«¡Ya voy, Jeremías!» Me encantaría gritarle a un teléfono en cualquier lugar concurrido por una urgencia imposible de ignorar y salir corriendo desaforado y desesperado, como si debiera estar en otra parte arreglando algo extremadamente importante, como un rescate, alguien que necesita ayuda. Nunca sucede y, por obvias razones, lo prefiero así, pero el anhelo sigue estando. Quiero que me vean en apuros desenvolviéndome con naturalidad. Por lo tanto, como es divertido imaginarlo, prefiero pensar en un nombre cualquiera al cual socorrer. «¡Quédate ahí, Isabel, estoy en camino!»
Se venía la gran tormenta... al parecer. Miré por la ventana donde termina la escalera en la planta alta y encontré tres relámpagos por segundo; nunca vi tantos juntos sin descanso. Como era de esperar, exceptuando cuando el agua amenazaba con entrar, dejé las ventanas abiertas.

miércoles, junio 01, 2005

Los alumnos estábamos escuchando a la profesora, mientras ella corregía los dibujos. Producto del amontonamiento, los más bajos de altura buscaban ganar decímetros sentados sobre la mesa más cercana a la explicación. Así fue que una rubia de rulitos, sentada casi en el borde al cual yo estaba cerca, acercaba muy lentamente sus muslos a mis brazos generándole una obvia y promiscua excitación. En paralelo, una rubia de normal estatura parada sobre un banco detrás mío mimaba mi espalda con sus rodillas, la excusa, al parecer, era estar permanentemente acomodándose. Una tercera, castaña y alta, parada en otro banco y pegada a la segunda, reía antes de inclinarse hasta oler mi nuca, podía sentir su respiración de disimulación poco lograda y sus largos cabellos se confundían con los míos hasta que no había eco de risa que justificara la inclinación.
Pero, obviamente, todo esto es una deformación de lo que sucedió, pues es divertido jugar al niño lindo que no responde a nada, que se creo feo, sin saber a cual aplica, resignado a soledades compartidas con otros como él.
La de pelo castaño me mira bastante, y hago lo mismo con ella. Ya una vez me pateó una rodilla al querer atravesar el paso entre dos filas de asientos que yo bloqueaba, simulando haberse tropezado con absolutamente nada; me pidió disculpas amablemente y le dije «está bien» para separar mis ojos de ella y enfocarlos otra vez al pizarrón. Se fue por donde vino, ni siquiera terminó de pasar.
Claro que, como era de esperar, apenas rozó mi rodilla.
Luego del griterío y agite, se tomó el pecho y cayó de espaldas al piso, no lejos de quien se rió de él. Los profesores se le acercaron y escucharon su lento decir: «pobre tonto, condenado, si le importa mi muerte, ¿cómo dormirá en las noches?; y si no le importa, qué imbécil será».