viernes, noviembre 30, 2007
¡No me pinchen! Roñosos... Siempre jodiendo. ¡Cesen y desistan! ¿Dónde olvidaron sus modales? ¿De quién es esta aguja? ¡Enfermos! ¡Malditos enfermos! ¡Arrojen el condenado martillo contra la condenada pared y se encontrarán en condenados problemas! O rayen la pintura con sus llaves. O... lo que sea. Están todos contagiados de leydelaselvitis. Y la infección es tan masiva que la primer propuesta de cura no es otra cosa que una inyección de más leydelaselvitis. Quizá alguien sano pueda divertirse de cómo peleamos contra nuestras propias trastornadas y enfermas elecciones. Y desesperanzados veremos el primer síntoma de contagio en el sano cuando su sonrisa se deba a esto.
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